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Oscar 2013: Reparto absoluto en una de las mejores ceremonias

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Gran noche de cine la que se vivió en el Dolby Theatre de Los Angeles la pasada madrugada. Pese a un arranque algo tibio, Seth MacFarlane ofreció a la Academia y al mundo entero una de las mejores ceremonias de los Oscar que se recuerdan, en una de las ediciones con más reparto de premios.

Listado completo de ganadores

Casi dos horas de desfile en la alfombra roja precedieron una de las mejores galas de los Premios de la Academia que recordamos, al menos desde la que presentó Hugh Jackman hace ya cuatro años. Con un timing perfecto, la gala terminaba durando diez minutos menos de lo previsto. Y eso que el arranque de Seth MacFarlane no parecía convencer a todo el mundo, pese a estar en su línea habitual: números musicales y chistes ácidos al más puro estilo… MacFarlane. Contó con apariciones estelares de William Shatner, Channing Tatum, Charlize Theron, Daniel Radcliffe, Joseph Gordon-Levitt y Sally Field, que se entregaron al máximo con los sketches y los números preparados para la ocasión.

En definitiva, más de quince minutos de introducción que, a muchos, nos hizo temer por la duración final y el ritmo de la gala. La noche parecía que iba a ser larga, pero dejando el tener que trasnochar a un lado (con los cafés que ello conllevan), nada más lejos de la realidad.

Enseguida comenzó la entrega de premios con uno de los más importantes: el de Christoph Waltz al mejor actor de reparto por Django Desencadenado. Ganaba así el austríaco su segundo Oscar tras hacerlo por Malditos bastardos, también una película de Quentin Tarantino, director al que agradecía profundamente su segundo reconocimiento por parte de la Academia norteamericana. No es para menos, ya que le ha situado en el mapa, como quien dice.

El siguiente bloque tras la primera (de nueve) pausa para publicidad estuvo dedicado a la animación. Los premios al mejor corto y largometraje animado se entregaron uno detrás de otro, y ambos fueron a parar a Disney: La encantadora historia de amor de Paperman ganaba el Oscar al mejor cortometraje de animación, mientras que Brave (Indomable) de Pixar (propiedad de la factoría del ratón pese a ser un estudio independiente) hacía lo propio en cuanto al largo.

El reparto completo de Los Vengadores, excepto el asgardiano Chris Hemsworth, salía al escenario a continuación para presentar dos estatuillas técnicas: mejor fotografía y mejores efectos visuales. Ambos los ganaba La vida de Pi, que empezaba la noche fuerte derrotando a los todopoderosos superhéroes de Marvel en uno de sus terrenos predilectos. En taquilla será otro cantar, pero en cuanto a efectos visuales, la Academia tiene sus preferencias.

Paco Delgado, el único español nominado a los Oscar este año, se quedaba unos minutos después sin su estatuilla por su espléndido diseño de vestuario en Los Miserables. Ganaba en su lugar Jacqueline Durran por Anna Karenina, película aún pendiente de estreno en salas españolas. Inmediatamente, se consideraba como lo mejor del año al maquillaje y la peluquería de esos miserables que habían perdido solo unos minutos antes.

El ritmo de la gala seguía en marcha con una ligereza que nos sorprendía muy gratamente. El siguiente corte a publicidad dio paso a uno de los grandes momentos de la noche, un vídeo espléndidamente realizado con varios cortes de la franquicia de 007, sirviendo como perfecto homenaje a las cinco décadas de James Bond en pantalla. Sin embargo, eso no iba a quedar así: tras el vídeo, la gran Shirley Bassey cantó en directo el tema principal de James Bond contra Goldfinger, en una actuación en la que nos hizo olvidar su edad con una potente voz y una preciosa puesta en escena.

Tras los premios a los mejores cortometrajes (documental: Inocente; ficción: Curfew) y a la mejor película documental (Searching for Sugar Man), pasaríamos de un gran momento a otro. El director Michael Haneke ganaba su primer Oscar con su último trabajo, Amor, mejor película de habla no inglesa. Una larga y polémica carrera de más de veinte años a quien no dejó a nadie indiferente, por fin era recompensada por la Academia de cine de Hollywood. Se dice que más vale tarde que nunca… otros grandes ni siquiera fueron reconocidos en su momento, lamentablemente.

A esas alturas de la noche (bueno, tarde en L.A.), la ceremonia llevaba un ritmo imparable sin demasiado tiempo para el descanso. Pronto se presentó un segundo homenaje, esta vez al cine musical. Salía Catherine Zeta-Jones al escenario para interpretar, diez años después de triunfar en los Oscar, el All That Jazz de Chicago, dejando entusiasmado al público. El medley continuó con Jennifer Hudson interpretando uno de los temas estrella de Dreamgirls, película que le valió su primera y única estatuilla hasta la fecha. Existen mejores películas musicales para rendir tributo a todo un señor género como este, pero en fin, de perdidos al río.

Por fortuna, la actuación no hizo más que mejorar: el nominado Hugh Jackman aparecía solo en el escenario interpretando el Suddendly de Los Miserables. El resto del reparto de la película se le unía inmediatamente para interpretar el gran número central del film y del musical más longevo de la historia: One Day More. Fue la guinda del pastel. La puesta en escena recordó al musical original, pero multiplicado por diez. Y el público respondió con una ovación unánime. Quizá esos miserables no se alzaron con los premios más importantes anoche, pero sí salieron por la puerta grande con uno de los momentos más mágicos y emotivos de la historia de los Oscar.

Precisamente fue Los Miserables la película que ganaba los dos premios siguientes: mejor mezcla de sonido y mejor actriz de reparto para una muy emocionada Anne Hathaway, quien cumplió todos los pronósticos. Antes de eso, tenía lugar un hecho insólito: ¡un empate en el Oscar a la mejor edición de sonido! La noche más oscura (Zero Dark Thirty) y Skyfall se lo llevaban al mismo tiempo. Solo había ocurrido algo así en seis ocasiones, y anoche, en la gala de las pocas sorpresas en los premios, tuvo que volver a ocurrir.

Entre premio técnico (mejor montaje para Argo) y técnico (diseño de producción para Lincoln), Adele interpretaba su tema principal para Skyfall, canción que más tarde se iba a convertir en el primero en la historia de 007 en llevarse un Oscar. Aún teníamos la piel de gallina con la actuación cuando George Clooney presentaba el In Memoriam, el clásico homenaje de cada año a los fallecidos durante los pasados trescientos sesenta y cinco días. Y se hizo con la música de John Barry para Memorias de África de fondo. Todos con la piel de gallina y sin momento para descansar, puesto que inmediatamente Barbra Streisand volvía a los Oscar haciéndose con el escenario para interpretar el tema principal de Tal como éramosThe Way We Were, en tributo al fallecido Marvin Hamlisch.

Tras el premio a la mejor banda sonora para La vida de Pi, llegaba el turno a los mejores libretos: Argo se hacía con la estatuilla al mejor guion adaptado, mientras que Quentin Tarantino ganaba su segundo Oscar por Django Desencadenado, veinte años después de hacerlo por Pulp Fiction.

Y sin darnos cuenta gracias a un ritmo endiablado, ya solo quedaban los premios más importantes. El cuarto Oscar para La vida de Pi llegaba con el premio a la mejor dirección, que iba a parar por sorpresa a Ang Lee, que recibía así su segunda estatuilla siete años después de Brokeback Mountain.

El último corte para publicidad de la gala, el noveno, dio paso al Oscar a la mejor actriz. Finalmente se cumplió lo previsto y la joven Jennifer Lawrence fue reconocida por la Academia por su papel en El lado bueno de las cosas. Su discurso fue breve y entrecortado, fruto de la emoción pero también del susto, puesto que la actriz se tropezó subiendo la escalinata al ir a recibir su premio. Obvio también fue el Oscar para Daniel Day-Lewis por su inmenso trabajo en Lincoln. Entregado de la mano de Meryl Streep, el actor recibió así su tercera estatuilla, convirtiéndose en el actor con más premios de la Academia de la historia. Y, como en las otras dos ocasiones, se mostró humilde, emocionado y agradecido.

Jack Nicholson hacía acto de aparición solo tres horas después del inicio de la ceremonia. ¿Tiempo récord? No lo sabemos. Llegaba el turno del premio gordo: la mejor película del año. Visto lo visto en esta temporada de premios, parecía cantado, aunque a esas alturas de la noche, podía pasar de todo. Y más teniendo en cuenta los precedentes de Nicholson (él entregó el Oscar a la mejor película a Crash, cuando nadie se lo esperaba)…

Finalmente, sí, Argo se hacía con el Oscar a la mejor película del año. La industria del cine dentro del cine recibiendo todos los honores por segunda vez consecutiva. Y con un acento todavía más marcado cuando hablamos de la propia Hollywood que se pone una medalla a sí misma.

De todas formas, ganaba la noche una gran película, pero no en cantidad de premios. Eso lo hacía La vida de Pi, que se lleva a casa cuatro estatuillas. La edición, una de las más repartidas que recordamos. La gala, la más refrescante y con mejor ritmo del último lustro, con permiso de la presentada por Hugh Jackman en 2009. Si es mérito de Seth MacFarlane, desde luego nosotros firmamos para que repita el año que viene.


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